
Quando «blogar» não é tão fácil assim…
Habituados que estamos a que tudo esteja para nós à distância de meia dúzia de clicks, vale a pena saber como Yoani Sánchez alimenta o seu blogue, Generación Y, a partir de Havana:
«Los detalles técnicos de cómo logro publicar en Internet los he descrito frecuentemente en mi blog y en realidad no han variado mucho en estos dos años. Desde marzo de 2008 el gobierno cubano implementó un filtro que me impide acceder a Generación Y desde los hoteles y otros sitios públicos. Una pantalla en blanco es el resultado cuando escribo la dirección web que me debería llevar a mi blog. Eso me hizo encontrar caminos paralelos para mantener vivo mi espacio virtual. Uno de ellos es escribir varios textos en casa, lo cual dado el carácter reflexivo y de opinión que tiene GY puedo hacer sin miedo a que se pongan viejos los temas. Cuando acumulo tres o cuatro, me voy a un hotel y compro una tarjeta de conexión para enviar por correo electrónico los posts a varios comentaristas de mi blog que se han convertido en mis editores para lograr publicar. Cuando no puedo conectarme en un hotel, ya sea porque la conexión no funciona —cosa que pasa frecuentemente—, el cerco policial no me deja acercarme o no tengo el dinero para hacerlo, entonces envío un sms a alguno de estos amigos para que me llame y grabe el texto leído a través de la línea telefónica.
En los últimos meses descubrí otro camino que me gusta explicarlo diciendo: si los cubanos fuimos capaces de hacer el picadillo de carne sin carne —con cáscara de plátano— cómo no vamos a crear la internet sin internet. Se trata de escribir el post y una vez terminado marcar la tecla Prt SC que le hace una foto a la pantalla del ordenador, pongo esa imagen en un programa donde la corto y la guardo en formato .gif y entonces la ubico dentro de mi móvil. A través del servicio de MMS de Cubacel, envío esa imagen a mis editores que transcriben el texto y lo publican. Así han salido la mayoría de mis textos de los últimos meses y así he ayudado a otros a conocer ese camino alternativo hacia la gran telaraña mundial. Twitter, por su parte, es otra historia. Desde agosto del año pasado aprendí que ese servicio de microblogging tiene un método de publicación por sms para personas sin acceso a la Web. Eso me ha permitido completar los textos reflexivos de mi blog, con la inmediatez que logran dichos mensajes en 140 caracteres. He impartido ya tres cursos de móvil-activismo para traspasar esos conocimientos a otros blogueros, periodistas independientes y personas que están haciendo una labor cívica o cultural. Cada nuevo truco informático que aprendo, es como un código abierto, un software de licencia libre al que todos pueden acercarse.»
Habituados que estamos a que tudo esteja para nós à distância de meia dúzia de clicks, vale a pena saber como Yoani Sánchez alimenta o seu blogue, Generación Y, a partir de Havana:
«Los detalles técnicos de cómo logro publicar en Internet los he descrito frecuentemente en mi blog y en realidad no han variado mucho en estos dos años. Desde marzo de 2008 el gobierno cubano implementó un filtro que me impide acceder a Generación Y desde los hoteles y otros sitios públicos. Una pantalla en blanco es el resultado cuando escribo la dirección web que me debería llevar a mi blog. Eso me hizo encontrar caminos paralelos para mantener vivo mi espacio virtual. Uno de ellos es escribir varios textos en casa, lo cual dado el carácter reflexivo y de opinión que tiene GY puedo hacer sin miedo a que se pongan viejos los temas. Cuando acumulo tres o cuatro, me voy a un hotel y compro una tarjeta de conexión para enviar por correo electrónico los posts a varios comentaristas de mi blog que se han convertido en mis editores para lograr publicar. Cuando no puedo conectarme en un hotel, ya sea porque la conexión no funciona —cosa que pasa frecuentemente—, el cerco policial no me deja acercarme o no tengo el dinero para hacerlo, entonces envío un sms a alguno de estos amigos para que me llame y grabe el texto leído a través de la línea telefónica.
En los últimos meses descubrí otro camino que me gusta explicarlo diciendo: si los cubanos fuimos capaces de hacer el picadillo de carne sin carne —con cáscara de plátano— cómo no vamos a crear la internet sin internet. Se trata de escribir el post y una vez terminado marcar la tecla Prt SC que le hace una foto a la pantalla del ordenador, pongo esa imagen en un programa donde la corto y la guardo en formato .gif y entonces la ubico dentro de mi móvil. A través del servicio de MMS de Cubacel, envío esa imagen a mis editores que transcriben el texto y lo publican. Así han salido la mayoría de mis textos de los últimos meses y así he ayudado a otros a conocer ese camino alternativo hacia la gran telaraña mundial. Twitter, por su parte, es otra historia. Desde agosto del año pasado aprendí que ese servicio de microblogging tiene un método de publicación por sms para personas sin acceso a la Web. Eso me ha permitido completar los textos reflexivos de mi blog, con la inmediatez que logran dichos mensajes en 140 caracteres. He impartido ya tres cursos de móvil-activismo para traspasar esos conocimientos a otros blogueros, periodistas independientes y personas que están haciendo una labor cívica o cultural. Cada nuevo truco informático que aprendo, es como un código abierto, un software de licencia libre al que todos pueden acercarse.»
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